Historia de un emprendedor: Ferruccio Lamborghini

Ferruccio Lamborghini (1916-1993) era un próspero fabricante de tractores. Su primera actividad como emprendedor se remonta al final de la segunda Guerra Mundial, cuando empezó a comprar sobrantes de vehículos militares para convertirlos en maquinaria agrícola.

Tal fue el éxito de su nuevo negocio que, en 1960, Lamborghini ya era el tercer industrial italiano en el sector de la construcción de maquinaria agrícola, especialmente de tractores. Con las ganancias obtenidas, Ferruccio empezó una vida opulenta, adquiriendo algunas propiedades, y sobre todo varios coches deportivos.

Era un admirador de Enzo Ferrari por la forma en que mantenía su empresa, pero siempre tuvo una dificultad: Ferruccio tenía problemas mecánicos con sus Ferrari. Uno de estos problemas estaba relacionado con el embrague.  Mientras se conducía normalmente, todo iba bien, pero cuando intentaba ir a mayor velocidad, el embrague patinaba al acelerar.

Como buen mecánico que era, intentó resolver el problema por su cuenta. De esta forma descubrió que su Ferrari, un coche de superlujo, montaba el mismo embrague que sus tractores. Su enfado fue mayúsculo ya que entendía que un coche de esas características debía montar un material de una calidad muy superior al que usaba su modesto tractor.

Ferruccio acudió al servicio técnico varias veces para que le arreglaran el embrague y en cada ocasión se llevaban el coche durante varias horas sin permitirle observar qué hacían y cómo reparaban su coche. El problema con el embrague no desaparecía y decidió llamar directamente a Enzo Ferrari:

– «sus coches son pura basura» dijo Ferruccio.

– «usted puede ser capaz de conducir un tractor, pero nunca un Ferrari como se debe» respondió el fabricante.

A partir de esta conversación, Ferruccio decidió darle una lección a Ferrari y fabricar por su cuenta un coche mejor que cualquiera de los Ferrari. Fundó su propia empresa, contrató a dos exingenieros de Ferrari para que le ayudaran y consiguió diseñar y producir el mítico Lamborghini 350 GT, superior en todo lo que había criticado al Ferrari.

El símbolo de la empresa Lamborghini es un toro. Su procedencia viene del signo zodiacal de su propietario y de su afición por la fiesta taurina. Varios de sus modelos tienen nombre de toros o de ganaderías: Islero, Miura, Espada.

Como fabricante de automóviles deportivos, Ferruccio Lamborghini era único en su trabajo. Otras marcas deportivas intentaron demostrar la superioridad técnica, velocidad y fiabilidad de sus coches participando en carreras de Fórmula 1. Lamborghini, salvo en una ocasión, no utilizó el circuito de la F1 para promocionar su marca.

Podemos concluir que este caso es un ejemplo de emprendimiento (del tractor al deportivo), de innovación haciendo cosas diferentes y de una estrategia de diferenciación (no participar en la F1).

En estas entradas puedes amplíar información sobre dirección estratégica y creatividad e innovación.

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