Inteligencia artificial e inteligencia real
En los últimos tiempos hemos conocido modas innovadoras y otras modas que se aparecen, desaparecen y algunas vuelven a aparecer renovadas. Un ejemplo es la inteligencia artificial que, como concepto, fue acuñado en 1956 por John McCarthy durante la conferencia de Darthmounth.
La inteligencia artificial es el gran reto del desarrollo tecnológico. La posibilidad de que una máquina pueda, además de ejecutar instrucciones, pensar y desarrollar estrategias de comportamiento propias de los humanos es el objetivo de la inteligencia artificial.
Esta posibilidad de que las máquinas piensen es un objetivo que la ciencia tiene desde hace décadas. La legendaria Metrópolis de Fritz Lang en 1927 ya planteaba una idea a la que Isaac Asimov daría desarrollo no solo literario, sino también teórico. La idea de que quizá algún día podremos crear representaciones de nosotros mismos, incluso en modelos mejorados, levanta sus temores y genera opiniones diversas en ambos extremos (bueno y malo).
Asimov enumeró en 1942 sus conocidas leyes de la robótica para prevenir males mayores: no atacar a los humanos, obedecer sus órdenes y protegerse a sí mismos. En aquél momento estábamos todavía muy lejos siquiera de imaginar un robot similar a un humano con capacidad de ejecutar la barbaridad menos humana de la historia de la humanidad.
En este vídeo de Boston Dynamics, la empresa de desarrollo robótico que en su día compró Google, podemos ver cómo un robot pide ayuda a otro para abrir una puerta.
Inteligencias no muy inteligentes
La inteligencia artificial todavía tiene sus limitaciones y no supone un riesgo para la humanidad. Actualmente se trabaja, principalmente, en el desarrollo de algoritmos complejos que ayuden en la resolución de problemas sencillos. No consiste en un pensamiento creativo como pueda ser el humano, sino en un análisis de parámetros, registro de tendencias y la aplicación de respuestas como resultado de estos análisis.
Las aplicaciones de la inteligencia artificial, también llamada IA, son diversas. Una utilización bastante básica la encontramos en algunas aplicaciones del teléfono móvil o en los llamados altavoces inteligentes. Algo más avanzado es su aplicación en sistemas de conducción autónomos para los coches.
Realmente, estos usos no constituyen el desarrollo de una inteligencia artificial pura ya que no se han creado entes pensantes. Si utilizamos la definición de J.A. Marina de inteligencia: «la capacidad de un sujeto para dirigir su comportamiento, utilizando la información captada, aprendida, elaborada y producida por él mismo» empezamos a reconocer algunas dificultades y problemas que esta tecnología puede conllevar.
Algunas carencias y limitaciones de la inteligencia artificial, hoy
Los ensayos con inteligencias semánticas en redes sociales, por ejemplo, han dado como resultado que se acaben adoptando posturas antisociales, como por ejemplo el racismo. Eso probaría, de hecho, que esas inteligencias no son realmente inteligentes porque si el maestro (nosotros) tiene un mal hábito y el alumno lo copia, implica que no tiene capacidad crítica o de aprendizaje.
Una de las manifestaciones del pensamiento consiste en en la capacidad para optar por otras direcciones.
Los sistemas autónomos de conducción han revelado alguna paradoja a la que se enfrentarán las máquinas. Porque ¿qué pasaría si para evitar un accidente debo provocar otro? Es decir, ¿cómo actuar si se debe tomar una decisión que implique dañar a un humano o a otro de forma inevitable? Por eso los investigadores entienden que, aunque conlleve contradecir a Asimov, hay que enseñar a las máquinas a matar. Esta capacidad destructiva genera miedo.
¿Podríamos llegar a la posibilidad de que una máquina pensante acabe entendiendo que su propia supervivencia depende de liberarse del yugo opresor de su creador?. Un creador que le ha asignado las tareas de producción mecánica, generalmente, poco agradables… y que en realidad es inferior.
Del control de la tarea a los sentimientos
El cine nos proporciona bastantes ejemplos de situaciones donde las máquinas «controlan» las tareas y los comportamientos.
En la película 2001: Odisea en el espacio, el sistema que controla la nave toma decisiones en contra de la tripulación para –supuestamente– cumplir con su cometido, encomendado precisamente por humanos.
Otras películas ahondan en la visión más negativa de lo que la inteligencia artificial pudiera suponer. Es el caso de Terminator o Matrix que plantean un futuro en el que las máquinas controlan todo y atacan a los humanos como una forma de defenderse.
En Terminator hay máquinas programadas para defender a los humanos que actúan contra los intereses de su propia –digamos– especie. Esa dialéctica de bandos supone en sí misma cierta inteligencia, ya que la capacidad de discrepar de visiones únicas es un rasgo necesario a nivel evolutivo.
Los instintos y los errores
En línea con la tercera ley de la robótica, debe tener en cuenta su propia supervivencia. No solo en cuanto acciones que supongan aniquilar a la raza humana para eliminar amenazas, sino como forma de pensamiento complejo a través de la conciencia de sí mismo.
Es, por ejemplo, lo que se plantea en el épico diálogo final de Blade Runner, en la trama de fondo de Yo Robot o en la brillante estrategia de Ex Machina. En esa cinta, una máquina analiza y explota las debilidades de su interlocutor humano para lograr escapar de su prisión.
Posibilidad de cometer errores: para evaluar si realmente una inteligencia robótica es homologable a la nuestra es, sin duda, la falibilidad. Sirva un ejemplo: pocas cosas son más aburridas que jugar a algo contra una máquina que falla solo de forma aleatoria y siempre programada. Lo emocionante del juego es, precisamente, que no haya nada absolutamente imposible.
Los humanos somos inteligentes e imperfectos. Tomamos decisiones erróneas, incluso autodestructivas. Comemos demasiado, fumamos, bebemos y hacemos cosas que atacan nuestra propia ley humana, dañándonos a nosotros mismos.
Tal vez eso sea lo que nos pueda asustar de las máquinas: que ellas, si algún día logran ser inteligentes, no sean capaces de emular nuestra falta de inteligencia.
En este vídeo de 4 minutos tienes un resumen de los mejores avances en inteligencia artificial del 2017.
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